La primera imagen que a muchos les viene a la
cabeza cuando se habla de Transilvania son paisajes de frondosas coníferas con
castillos enigmáticos cubiertos en fina niebla. Si algo tiene esta región de Rumanía,
aparte de bosques y biodiversidad, son leyendas, la mayoría en
torno a grandes protagonistas históricos que hicieron de esta región un lugar
lleno de misterio y fábula. Y como toda gran leyenda, si se le quiere sacar partido
turístico, ha de estar localizada, y en Transilvania, sobran los emplazamientos
que rezuman fantasía.
Corvin Castle |
En este viaje nos propusimos visitar los castillos más importantes de
Transilvania, algunos de ellos eclipsados por las figuras que lo habitaron (o
eso nos quieren hacer creer), y otros que brillan con luz propia.
Castillo
de Bran
Castillo de Bran |
Sobre un peñasco rocoso y ubicado frente a un
paisaje de llanura y rodeado por montañas, este castillo Sajón de 60 m de
altura, construido en el siglo XIV para defender el paso de Bran de la amenaza
turca, puede que acogiera a Vlad Tepes (Conde Drácula) durante unas noches cuando escapaba de
ellos en el 1462. Quizás este hecho fuera el que inspirara a Bran Stoker para emplazar aquí al conde en la archiconocida novela de Drácula, algo que ha servido de precedente para que el castillo haya asumido el rol de ser el "Castillo de Drácula". Lo que sí que es cierto es que la reina María residió en él a
partir de 1920.
Gran parte del mobiliario original, importado por la reina María de Europa occidental, aún se conserva.
Gran parte del mobiliario original, importado por la reina María de Europa occidental, aún se conserva.
Su aspecto fantasmal recuerda al escenario de varias películas de terror, pero
no hay nada que temer; las paredes blancas y el patio interior con geranios son
de todo menos espeluznantes.
A día de hoy, este castillo se ha convertido
en una romería de gente que le restan atractivo al ambiente. Desde nuestro
punto de vista, merece mucho más la pena la estampa gótica desde el exterior,
que su interior; pequeño, pobre y masificado.
A continuación os mostramos algunas fotos del interior con algunas piezas de mobiliario destacables importadas del oeste de Europa. Para nuestro gusto, el interior desluce un poco y resulta agobiante debido al gran número de turistas congregados en pequeños vestíbulos y estrechas escaleras.
El pueblo de Bran se encuentra lleno de carnavalescos tenderetes con camisetas vampíricas y souvenires para satisfacer a la avalancha de visitantes.
Mercado de souvenires en el pueblo de Bran |
Castillo
de los Corvino
Este escalofriante castillo gótico, con su
puente levadizo sobre un pequeño río, parece extraído de las mejores películas
de terror, pero se encuentra demasiado cerca de los grandes edificios
industriales que lo rodean. Si bien el entorno no es nada bonito, el castillo
en sí es impresionante.
Se puede visitar una imponente colección de
piezas de caza, o pasear por las oscuras y auténticas salas inferiores de
techos altos y abovedados, donde uno se siente como un verdadero caballero
medieval.
Este castillo es un auténtico símbolo del dominio húngaro que tuvo lugar durante mas de un siglo. Sus murallas,
levantadas probablemente por prisioneros turcos, fueron construidas sobre
antiguas fortificaciones romanas.
Castillo de Peles
Sin punto de comparación con Bran, y a unos 20
minutos a pie desde el centro de Sinaia, este castillo es sin lugar a dudas el
más mágico de toda Transilvania. Sus imponentes torres dominan los verdes
prados de los alrededores y los grandiosos vestíbulos abruman al visitante.
Panorámica del castillo de Peles desde el camino de acceso |
Fue el primer castillo europeo en disponer de
calefacción central, electricidad, aspiradora y ascensor, y servía como
residencia del monarca más duradero de Rumanía, Carlos I. Se emplearon 39 años
en su construcción, más de 400 artesanos y miles de trabajadores. Isabel, la
esposa de Carlos, se encargó de la decoración.
Salón interior del castillo |
En tiempos de Ceaucescu las 160 habitaciones
del castillo alojaron a líderes comunistas y hombres de Estado de todo el
mundo.
Durante la visita se pueden recorrer las 10
salas de la planta baja, pero merece la pena pagar un poco más y visitar la
primera planta, mucho más auténtica. En la planta baja se exponen la sala de
Armas, el despacho del rey y un cine-teatro, mientras que en la planta superior
se accede a los dormitorios y aseos reales, una zona mucho más íntima y
empática.
Los alrededores del castillo son, sin lugar a dudas, los mas espectaculares de los tres. Por sus jardines con vistas a los frondosos bosques repletos de abetos y osos, se respira un aire tan fresco que empalaga.
Letrero del castillo con advertencia de la presencia de osos |
Jardines del castillo de Peles |
Texto: Enrique de Paz
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