El litoral rumano presenta una extensa diversidad cultural y ecológica. En el
norte, el poderoso Danubio desemboca en el mar Negro dejando a su paso una
fantástica red de canales, lechos y marismas. Como ya narramos en la entrada de
nuestra visita al delta y sus canales, se trata de un auténtico paraíso para
amantes de la naturaleza y ornitólogos que busquen evadirse de todo por un
tiempo. Más al sur, por el contrario, se suceden animados complejos de playa
que atraen a un tipo de fauna muy distinta, especialmente durante el verano.
Acampada libre en Vama Veche |
Jugando al ajedrez mientras el lodo se seca en Mamaia |
Al llegar, nuestro primer objetivo fue tratar de encontrar un camping dónde nos dejaran montar la tienda para pernoctar una noche. Lo encontramos en Mamaia, al norte de Constanza. Una vez asentados, pusimos rumbo a la ciudad histórica de Constanza, a escasos 10 kilómetros.
Constanza
Casino de Constanza |
Museo de Historia en Plaza Ovidio (Antiguo Ayuntamiento) |
Pero si algo define a la ciudad es el turismo de sol y playa. Durante los meses de verano, Constanza se convierte en la puerta de entrada a los complejos de costa del país. Sin estar a la altura de su vecina Mamaia, tiene su propia pequeña playa, ideal para mojarse los pies. Tras una cena en el concurrido Boulevard Tomis y un paseo bastante indiferente, regresamos a Mamaia.
Mamaia
Sombrillas en Mamaia |
Es una estrecha franja de arena que se extiende hacia el norte desde Constanza, y el destino de playa mas concurrido y selecto de Rumanía. Se podría definir como La Manga rumana. En verano, estos 8 kilómetros de playa se llenan de turistas de todo el país y compiten por esa preciada zona al borde del mar. El litoral se encuentra dividido por pequeñas playas privadas, normalmente con acceso restringido para los hospedados en camping o el hotel correspondiente.
Playa de Mamaia en dirección a Costanza |
Playa de Mamaia en dirección norte |
Por la noche, la kilométrica playa de Mamaia se transforma en el centro de la fiesta. Es una buena opción si se va en busca de animados bares de copas e improvisadas fiestas en la playa.
De madrugada, recogemos los bártulos y ponemos rumbo hacia uno de los platos fuertes del viaje: Vama Veche.
Vama Veche
"Puerta de entrada" a la playa |
Aunque en Vama reina un ambiente bohemio, también hay cabida para un público mas selecto que busca playas y pescado fresco de calidad a precios competentes. Pero indiscutiblemente, los cientos de puestos de artesanía y la atmósfera despreocupada que invade el pueblo convierten a Vama Veche en un emblema de arte y revolución.
Playa de Vama Veche |
Como no podía ser de otra manera, la acampada libre en la playa está permitida, algo imprescindible si se quiere integrar en el espíritu del pueblo. Es recomendable preguntar a los previamente acampados, especialmente si se va a colocar la tienda delante de ellos ya que la primera línea de costa está bien cotizada. Nosotros tuvimos la suerte de poder disfrutar del mar a menos de 5 metros de la tienda. Una experiencia inolvidable.
Playa de Carte, donde está permitida la acampada libre |
Vistas del mar Negro desde el interior de nuestra tienda de campaña |
El mar no entiende las fronteras... y nosotros tampoco.
Texto: Enrique de Paz
Fotografía: Silvia Blanco
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