Desde el momento en que cruzamos la muralla que delimita la antigua ciudadela medieval, nos sentimos como los protagonistas de un cuento
de hadas. Patrimonio mundial de la Unesco, resulta fácil sucumbir al embrujo
de sus locales bohemios, calles estrechas adoquinadas y casas coloridas del S.
XVI.
Plaza central de la Sighisoara medieval |
Vista de la Torre del Reloj desde las afueras de la muralla |
Detalle del carillón integrado en la Torre del Reloj |
Una vez dentro de la antigua ciudadela, aún habitada, las estampas de casas de colores y calles adoquinadas atrapan al turista. Los restaurantes se intercalan con hoteles y tiendas de souvenires perfectamente integradas en el estilo de la ciudad.
Calle de Sighisoara con las fachadas de colores |
Perdiéndonos por sus calles, llegamos hasta la escalera de los estudiantes, una escalera cubierta de 172 peldaños, no apta para claustrofóbicos.
Escalera de los estudiantes |
Tras un ascenso por esta inusual escalinata, se llega hasta el punto de mayor altitud de la ciudad, donde encontramos frente a nosotros la Iglesia de la Colina, una iglesia luterana del S. XVII. Frente a su entrada, podemos pasear por el antiguo cementerio alemán, integrado perfectamente en una zona boscosa. Aledaña a la iglesia, se estableció la antigua escuela de la ciudad, de ahí que la escalera se denomine de los estudiantes.
Iglesia de la Colina |
Cementerio alemán |
Regresando de nuevo a la zona baja de la ciudad, caminamos hasta el extremo occidental para conocer otra de las torres que aún se conservan en pie, La Torre de los Orfebres. Esta torre defendía la parte suroeste de la muralla, una de los mas vulnerables de la ciudad.
Torre de los Orfebres |
No muy lejos de la Torre de los Orfebres, nos encontramos con otra de las torres de defensa contra los ataques turcos. En este caso, el gremio defensor eran los sastres. Esta torre del siglo XIV, situada en la segunda entrada a la ciudadela, fue destruída por un incendio en el siglo XVII y reconstruída tres años después.
La Catedral Católica o el Monasterio Dominico son otros puntos de referencia que sorprenden al turista en un su visita a esta joya cultural. Además, Sighisoara se ha convertido en un punto de referencia para los aficionados a Drácula, ya que aquí nació uno de
los personajes más tenebrosos de la Historia: Vlad Tepes (El empalador). Su casa, convertida en museo, está abierta al público.
Fachada de la casa de Vlad Tepes (amarilla), actualmente convertida en museo |
Saliendo de los límites de la muralla que delimita la antigua ciudad, aunque no se puede comparar, la Sighisorara industrializada sorprende con pequeños destellos como la Biserica Sfânta Treime, a orillas del río que cruza la ciudad. Paseando por la nueva ciudad, mucho mas humanizada y monocroma, ponemos fin a nuestro paso por un lugar grabado para siempre en la memoria de sus visitantes.
Biserica Sfânta Treime |
Texto: Enrique de Paz
Fotografía: Silvia Blanco
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