La joya cultural de Rumanía,
elegida Capital Europea de la Cultura en 2007, con sus calles adoquinadas y
plazas barrocas, posee magia propia.
Vistas de la Piata Mare, desde la torre del concejo, con el mercado de artesanía de Pascua |
Dentro del programa de
voluntariado europeo, existen varios eventos extraordinarios financiados
por la UE, entre ellos, el denominado “On arrival Training”, evento que junta a
todos los voluntarios que forman parte de algún proyecto dentro del mismo país
y que han llegado al mismo en los dos últimos meses. En nuestro caso nos
juntamos 50 voluntarios de alrededor del mundo que compartimos juntos este
viaje del voluntariado europeo en Rumanía. La Agencia Nacional quiso que esta ocasión el
sitio elegido fuera Sibiu, por lo que durante una semana tuvimos la suerte de
interaccionar ampliamente con la ciudad de Franz Listz o Johann Strauss. Además coincidimos con la Pascua Ortodoxa, por lo tanto, encontramos la ciudad engalanada con motivos
típicos de las fecha así como un vasto mercado de artesanía y productos de
Pascua en la Piata Mare.
Sibiu, bajo una órbita germana, además
de estar protegida por las montañas más altas de Rumanía (Montañas de Fagaras),
presenta un ambiente bohemio pero
señorial; quizás por ello la ciudad es tan atractiva, con sus callejones y sus
características ventanas en forma de párpado.
Recorriendo su centro histórico
de nos encontramos fácilmente con el corazón de la ciudad, la Piata Mare. En mitad de la vieja ciudad
amurallada, es el perfecto punto de partida para recorrer la ciudad. Desde aquí se puede subir a la torre del concejo,
la cual presume de ser el monumento en pie más antiguo de la ciudad. Desde
arriba, uno puede disfrutar con las preciosas vistas panorámicas de la ciudad. Atravesándola por su arco inferior, accedemos a la plaza hermana pequeña, la Piata Mica, dónde podemos encontrar exposiciones itinerantes o
interesantes museos como el Museo de la Historia de la Farmacia; donde podemos
encontrar una colección de pastillas y polvos, viejos microscopios y
escalofriantes instrumentos médicos, así como el Museo Etnográfico Universal;
con una colección de piezas del centro y norte de áfrica.
Para llegar a la ciudad baja uno tiene que pasar por debajo del puente de hierro de 1859, también conocido como el puente de los mentirosos en honor a los mercaderes que se reunían en él y a los jóvenes amantes que en él se declaraban su amor eterno. Hay infinitas historias acerca del origen de este seudónimo, entre las cuales se dice que si alguien cuenta una mentira sobre el puente, este cruje.
Tejado con párpados típicos con la iglesia católica al fondo |
Para llegar a la ciudad baja uno tiene que pasar por debajo del puente de hierro de 1859, también conocido como el puente de los mentirosos en honor a los mercaderes que se reunían en él y a los jóvenes amantes que en él se declaraban su amor eterno. Hay infinitas historias acerca del origen de este seudónimo, entre las cuales se dice que si alguien cuenta una mentira sobre el puente, este cruje.
Piata Mica y puente de los mentirosos |
Catedral Ortodoxa de Sibiu |
Calle con parte de la antigua muralla de la ciudad |
Pero sin lugar a dudas, el plato fuerte de los museos se encuentra a 5 km del centro: El Museo Astra de Civilización Popular Tradicional. Este extenso museo al aire libre presume de ser el más grande de toda Rumanía. Presenta nada menos que 130 viviendas tradicionales, molinos e iglesias traídas en su formato original desde todos los condados del país y distribuidas a lo largo de un vasto parque con varios lagos e intercaladas en el bosque, uno puede pasear y perderse entre las tradiciones Rumanas. Preguntando a los responsables del mantenimiento de ellas, se puede entrar dentro e interactuar con sus objetos e historias de la cultura popular rumana.
Vistas del lago central del Museo Astra |
Texto: Enrique de Paz
Fotografía: Silvia Blanco
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